La Unión de Consumidores de Galicia (UCGAL) ha publicado un estudio sobre los productos congelados. El consumo de pescado congelado se sitúa como el primer producto congelado consumido por los hogares españoles, aunque en el último año su consumo ha disminuido un 4,5% respecto a 2015.
En relación al consumo total de pescado y marisco, supone más del 11% del volumen consumido y casi un 14% del valor total. En el último año el precio aumentó en casi un 2%, llegando a un importe medio de 6,87€/Kg. Su consumo mantiene niveles muy similares al de los últimos ocho años mientras que el consumo de pescados y mariscos frescos no ha dejado de reducirse en este mismo período.
Su consumo intensivo se realiza en hogares con presencia de menores de 6 a 15 años. A nivel regional, Canarias, Extremadura y Comunidad Valenciana son las CCAA que más consumen. Por el contrario, Comunidad de Madrid, Navarra y Galicia se sitúan como las menos propensas al consumo de pescado congelado.
En la distribución por canales, los supermercados es el que cuenta con mayor peso dentro de las compras de pescado congelado, abarcando un 51,4% del volumen total y manteniéndose estable. Salvo la comercialización por internet, el resto de establecimientos sufren importantes descensos, sobre todo las tiendas tradicionales (-10,1% de evolución en volumen) e hipermercados (-8,8%).
Es importante el correcto etiquetado de los productos congelados, ya que nos permite realizar una adquisición responsable y un consumo seguro. Cuando hablamos de pescado congelado debemos tener presente la diferenciación entre el peso neto, peso de una mercancía sin los envases o embalajes y el peso neto escurrido, que es el peso de una mercancía quitando los envases, embalajes y líquidos que lo acompañen. Estas cantidades deben expresarse en gramos o kilogramos.
Con el estudio la UCGAL quería conocer la percepción y el grado de conocimiento que los consumidores tienen sobre los alimentos congelados y más concretamente sobre el pescado. Este tipo de pescado se consume en el 68% de los hogares consultados. El dato relativo al marisco alcanza un porcentaje del 40%.
Los aspectos que más valoran los consumidores a la hora de decidir la compra serían la apariencia del producto y de los envases, las evidencias de escarcha u otros signos de descongelación, algo más que la calidad del producto. Lo que menos valorarían sería la marca.
Cuando el producto alimenticio envasado se haya glaseado, el peso neto de dicho alimento no tiene que incluir el correspondiente al propio glaseado. En los productos congelados y ultracongelados que hayan sido glaseados el peso neto debe coincidir con el peso neto escurrido. En los productos congelados que se comercializan a granel es obligatorio indicar tanto el precio del kilo por peso neto como el precio del kilo por peso neto escurrido. En los productos congelados que se comercializan a granel, el porcentaje de glaseado debe indicarse obligatoriamente salvo cuando sea inferior al 5%.
Casi el 64% de los consumidores encuestados consideraba que el volumen de agua o hielo en el pescado y marisco congelado es excesivo.
Más del 45% de los participantes señalan que en ocasiones se encuentran en los puntos de venta con congeladores que superan el límite de carga establecido para garantizar la correcta conservación del producto. Este porcentaje aumenta hasta más del 50% cuando nos referimos a la presencia de escarcha u otros signos que evidencien descongelaciones del producto. Los casos de quemaduras no se señalan con tanta frecuencia, pero rozan el 30%.
Los consumidores consideran insuficiente la información que reciben sobre aspectos como el origen del producto y echan de menos las menciones sobre las técnicas de procesado y captura empleadas.
La mayoría de los consumidores no muestra interés en aspectos que inciden en la calidad final del producto. El grado de desconocimiento sobre la normativa que regula las indicaciones sobre el peso del pescado congelado es abrumador. El porcentaje de consumidores que conoce las normas relativas al etiquetado del producto envasado no alcanza el 13%. El porcentaje de consumidores de productos congelados no envasados que conocen las normas de etiquetado es mucho mayor pero igualmente bajo, poco más de 25%.
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